miércoles, 17 de septiembre de 2014

DE CUANDO YO ERA MARUJA

Como ahora mismo estoy enclaustrada, me acabo de dar cuenta de que últimamente sólo me pide el teléfono el Face para proteger mi cuenta...

Lo que me ha entristecido sobremanera y ya me he puesto bucólica y he comenzado a pensar, en que esta vida que llevo no me satisface, lo mismo es porque estoy muy cansada pero, yo quisiera ser una maruja y desayunar con otras marus, que tampoco trabajen, ver el sálvame a medio día como es de ley, con mi siesta de rigor, planchar hasta las bragas, limpiar sobre limpio, hacer punto de cruz o macramé, bueno no, que ahora hacen broches de fieltro y fofuchas... ponerme los rulos sólo los domingos, ir a diario a la compra y entretenerme con la frutera, con el carnicero y al final, salir corriendo porque no llego a tiempo para preparar la comida!!
Y me he acordao de cuando yo era Ama de Casa.



Si, porque yo he tenido dos vidas, una convencional y organizadísima y otra esta... que ya, quien me sigue... habrá notao, que no es muy equilibrá pa que engañarnos...

Pues según mis planes originales, los de aquella mujer llamada Raquel, 
(Rachel es así, en mi paranoia vital, como una reencarnación, más menos)

Pues Raquelita, a esta edad, ya tenia que tener su reconocida notoriedad laboral, al menos dos churumbeles, su trabajador y fiel maridito, su chalete con su patio lleno de flores y arbolicos, para las tardes de hastío y un perro grande como el de scotex que le molaba a ella...
Y por supuesto Raquel sería una fantástica cocinera y una madre sin parangón, como la mía, que sabe dónde está todo (para todas las madres... “eso” está ahí encima de “eso”) y como limpiar cualquier cosa... y si no, se lo inventaría, como hacen las madres.
Sus expectativas como ama de casa eran francamente grandes y atractivas, pero su visualización imaginaria no tuvo el resultado real que ella esperaba...


Expectativa: mamazota sexy cocinera


Realidad: Ni sexy ni ná 


Pero Raquel tuvo sus principios, como todos, ella antes de independizarse y ser autosuficiente, se sentaba en la cocina, a ver como su madre cocinaba y mientras ella tomaba notas, se compró una libreta y tó, que la llamo “Las recetas de Mamá”...
bueno, no era muy original.
Ella como todas las jovencitas, pues sabía hacer cosas en el microondas, fritos y pasta, lo más elaborao, era la tortilla de patatas, que a saber porqué, no le salía del todo mal...

Pues llegado el momento en el que se vio sola, en su hogar, en especial en su preciosa cocina, que diseñó y decoró, ella misma y tuvo la genial idea de empapelar una de las paredes de azulejos, con papel que imitaba al ladrillo, para darle un aire rústico... 
pero resulta que como en su vida había empapelao nada, que ella, lo más que había echo era forrar un libro!!

Pues no sabía, que al parecer hay que darle una capa de una especie de sellador o no se qué, al azulejo porque si no, el papel no pega...
 y ella dándole pegamento al azulejo y al papel... y al azulejo y al papel... 
y aquello no había manera de que se quedara... 
al final, porque Raquel otra cosa no, pero obstinada era un rato... se pegó el papel, vaya si se pegó! que lo tocas y hasta tiene textura rugosa como el ladrillo... el problema fueron las esquinitas, que se levantaban las cabronas, pero compró un bote grande de loctite y te digo yo, que eso ni raspándolo lo despegas, que tienes que cambiar el azulejo pa quietarle el ladrillo.

 Amos, esa fue buena, pero también se la ocurrió pintar ella misma su casa, es que era muy apañá, compro una preciosa pintura Burdeos y otra en un color carmín suave, imaginando su entradita y su pasillo, en dos colores con una cenefa pegada en medio, bueno lo primero, fue que al empezar a pintar con el Burdeos, resulta que descubrió atónita, que no era pintura, si no esmalte, cago en tó... eso le pasaba por no leer.  
Pues le dio igual, así se limpia mejor! pensó, no os cuento las manos que le costó echar para que quedara bien el esmalte encima del gotéele...y esa era otra, ahora resulta que la cenefa de pegatina, sobre el gotéele no queda bien, que se queda rugosa, claro.

Pues ná, se raspó to el gotéele del ancho de la cenefa, pa que quedara bien pegao... pero no solo de la entrada y el pasillo, no, de toa la casa!! Que había comprao cenefas pa todas las estancias... esa mujer no se metía más que en problemas, era una cosa mala... ahora como quedase... pero al final lo ponía!!!
Pues quería también envejecer las molduras de escayola y pintar los techos, menos mal que no le dio tiempo...


El caso es que la primera dificultad que Raquel encontró a la hora de cocinar fue, la coordinación y rapidez... si estaba haciendo un sofrito de cebolla y se tenia que poner a picar ajo quequeñito... pues se le quemaba la cebolla.
Eso era una angustia constante, así que decidió que lo que iba a hacer es preparar todo inicialmente antes de ponerse a cocinar... como el Arguiñano que lo tiene to picao y preparao en platitos individuales a mano. 
Pues en que tardara más, a ella eso no le importaba, y una vez que tuvo aquello controlao, comenzó a experimentar, y descubrió que Dios no la había otorgado el don de la cocina... salvo para la repostería, todos los bollos tartas y galletas le salían bien, así se estaba poniendo ella, generosa tirando a reventona.
Raquel en vez de cocinar, vivía una aventura cada vez que se ponía el delantal.




Una vez hizo libritos de carne, pues no se le ocurrió que tenía que pedir los filetes finitos y en vez de libritos, aquello parecía la enciclopedia Spasa, claro llevaba tantas cosas por dentro, que se las vio y se las deseó, para rebozar aquello atravesao con 4 palillos de dientes y aun así se desmontaba.
Otra vez, quiso hacer unos boqueroncitos en vinagre, la madre que los parió que asco limpiar esos peces que no abultan ná, como pueden manchar tanto!! Tampoco sabia la muchacha, que podía pedirle al pescaero que se los limpiara... pues después intentarlo con nauseas constantes, al final después de vomitar, ya se quedo a gusto y se los llevo a su madre...le quedaron riquísimos.

Fueron memorables también, las primeras croquetas que no consiguió darle la forma de cocreta cilíndrica alargá y las hizo redondas... albóndigas es que si sabia hacer.
O aquella primera tortilla francesa, que quedo como huevos desmigaos de los que desayunan los americanos, y hablando de huevos... compró una vez unos cacharros para el microondas para cocer los huevos, pues no sólo no los cocían, si no que además explotaban y ponían el microondas perdiito, fue una mala inversión.

Por lo general como todas las hijas, Raquel aprovechaba cada vez que iba a visitar a su madre, para traerse apuntes, nuevas ideas y mil respuestas a sus grandes dudas culinarias... o sea se llevaba tuper con sobras, siempre...



En otra ocasión, hizo lentejas, el color y la textura final no le recordaban mucho a las de su madre, era una especie de puré negruzco con lentejas salteadas y más cosas que le echó.
Ella tenia un perro, Homer se llamaba, le puso un platito de lentejas y el perro se tiró a por ellas como hacia siempre, que era tan hambrón que parecía que no habia comido nunca, pero de repente, se paró en seco, la miró, miró el plato y lo intentó... se notaba que él, comer quería!!! pero la miró otra vez con cara de que coño es esto??
Amos que no las quiso ni el perro, que se comía los muebles de madera sabes?
Se las puso a su amorcito y este que se conoce que la quería, se las empezó a comer...   
   
-         Que tal me han salido las lentejas cariño? Te gustan? (primera cucharada)
-         Si... no están mal... se nota que es la primera vez que las haces...
-         No se yo, si no las quieres las tiramos... (segunda cucharada)
-         Noo, como las vas a tirar... esto hay que comérselo, si no están tan mal...
-          No me importa hacerte un huevo eh? (tercera cucharada)
-         ná... están bien... ya le pillaras el punto cariño...”glup” (le costaba tragar)
-         Anda dámelas que las tire, que no las ha querio ni el Homer...

Comieron los tres, huevos fritos con patatas, hasta el final de sus días, nunca más hizo lentejas... 
La reencarnación... tampoco, las como de mi madre que le quedan ricas, ricas, o de bote que nunca deja de sorprenderme como las cocerán para que les queden tan sueltecitas oye! 



Gracias por leerme!!
                                                          By Rachel World

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